Tal como se menciona en la sección 1.9, existen dos tipos de muros: los portantes y los tabiques. Los primeros soportan el peso de la estructura y resisten la fuerza de los terremotos, a diferencia de los tabiques que se utilizan para separar ambientes.
Los planos consideran la cantidad adecuada de muros en las dos direcciones, tal como se menciona en la sección “Causas y efectos de los sismos”.
Los muros de albañilería se pueden construir colocando los ladrillos de varias formas. Las más utilizadas son: la de soga y la de cabeza (ver figura 86).
Los encuentros entre hiladas más frecuentes son en “L”, en “T” y en “cruz”. A continuación, se presentan estos encuentros para los amarres de soga y cabeza:
Los ladrillos deben humedecerse antes de su colocación en obra, con lo cual se reduce la capacidad de succión que tiene el material y se evita que el mortero pierda agua al ponerse en contacto con él. De esta manera, se logra una mayor adherencia entre el mortero y el ladrillo.
A los ladrillos de arcilla es recomendable regarlos durante media hora, de ser posible el día anterior a la jornada de trabajo, antes de asentarlos (ver figura 87).
La mezcla de cemento y arena debe hacerse en seco. Luego, esta mezcla se coloca en una batea donde se agrega agua suficiente hasta que sea trabajable. Se debe considerar una proporción de una bolsa de cemento por 1 1/2 buggies de arena gruesa, tal como se vio en la sección 1.12 de este manual.